Durante los últimos días de mayo de este
año, empezó a circular una noticia por los diarios web que no pude evitar leer.
Un joven indio ha decidido demandar a AXE (LYNX como se le conoce en la India)
porque, a pesar de usar sus productos durante 7 años consecutivos, no había
conseguido “levantar” a ninguna chica. ¿Y
AXE qué culpa tiene de la poca eficacia de este caballero? Pues bien, esta
conocida marca de artículos de aseo personal, PROMETE a través de su publicidad
un triunfo sexual categórico e indudable del género masculino sobre su opuesto,
sólo por el hecho de rociarte unos mililitros de sus productos por el cuerpo.
En otras palabras, si usas AXE no tienes pierde, eres un “winner”. Esto, en marketing, lo llamamos una
estrategia de posicionamiento por beneficios. En este caso, resulta evidente
cuál es la ganancia.
Entonces, si AXE promete
convertirte en un Casanova usando sus productos, y este muchacho sigue siendo
un Casinuevo, podríamos decir que está en todo su derecho de demandar a Unilever
(empresa que lo comercializa) por publicidad engañosa, depresión y daños
psicológicos por no cumplirse el ya famoso “Efecto Axe”.
Axe Rules
A estas alturas nos podríamos
cuestionar, ¿quién puede ser tan ingenuo al pensar que usando un desodorante
puede convertirse en la versión moderna de Julio Iglesias o el avatar de Charlie
Sheen (sin prostitución incluida)? Lo
explicaré así: las personas somos distintas, así como nuestras motivaciones,
necesidades, deseos y anhelos. Por lo
tanto, un joven con mala suerte en el amor, con –probablemente- bajo autoestima
y hormonas desenfrenadas, es fácilmente influenciable con el bombardeo
publicitario que puede hacer una marca de consumo masivo que lo ayude a
satisfacer su necesidad. ¿Puede haber una dosis de astucia en la demanda? Sí,
puede haber, sin embargo, no deja de tener validez.
Por lo tanto, para cualquier
marketero, empresario, o vendedor, es muy importante saber qué ofrece al
momento de comunicar, así como conocer su capacidad para cumplir lo
prometido. De lo contrario, corre el
riesgo de perder credibilidad, clientes y –por ende- ventas.
Y ya que hablamos de
credibilidad. Mientras investigaba la
noticia, encontré otro dato curioso, por decir lo menos. Este hecho, publicado en estos últimos días
en varios medios locales e internacionales ¡es una noticia del 2009! ¿Cuál es
el objetivo de publicar artículos de hace tres años como si fuese un dato
reciente? ¿Es que se acabaron los acontecimientos dignos de informar a nivel
mundial? ¿Es que en la década que más conocimientos se han conseguido menos
sucesos tienen para comunicar los medios de información? ¿Han revisado las
fuentes de las noticias que exponen al público? ¿Les importa hacerlo? ¿Será un
hecho real? ¿Existirá la denuncia o el denunciante?
¿Deja Vu noticioso?
La única sensación que me queda
es que los medios de información nos venden cualquier cosa, independientemente
de ser un refrito noticioso. ¿Podría
demandarlos por contarme noticias viejas y hacerme escribir algo sobre un tema
que –posiblemente- muchos hayan tratado durante el 2009? Investigaré.
P.D.: Mi lado machista encuentra,
en algunos casos, geniales los comerciales de AXE.
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